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Cada código de barras que vemos es único en el mundo.

Tiene muchos más usos que facilitar la cobranza en los supermercados y farmacias.

Las barras de distintos grosores con números debajo que adornan todos los envases posibles, en casi todos los productos que cualquier persona pueda imaginar, no sólo sirven para hacer los tickets de venta más rápido. Son un poderoso instrumento de trazabilidad de productos desde la materia prima hasta su compra definitiva. Cada producto en el mundo tiene un único código que permite identificarlo en cualquier lugar, tanto en Tokio como en Buenos Aires, lo que brinda seguridad al consumidor.

“Imagínese una cajita llena de una golosina, digamos galletitas dulces. El código de barras permite identificar el pallet donde se cargan las cajas de cartón corrugado llenas de decenas de cajitas; cada una de esas cajas grandes tiene su propio código y cada cajita llena de golosinas, también. Y si el productor quiere, también se puede identificar cada paquete de galletitas con un código propio. El productor, así, puede saber si quiere, dónde se distribuyeron cada uno de los paquetes, y si se usa un lector de código; incluso averigua cómo se pago ese paquete”, se entusiasmó Rubén Calónico, gerente general de GS1 Argentina, la filial local de la fábrica de todo tipo de códigos de identificación, y con una larga trayectoria en el mundo corporativo.

Fundada en 1984, GS1 es una organización global con sede central en Bruselas y 112 oficinas locales de representación. Se trata de una entidad que se define como neutral y sin fines de lucro, de carácter global y local, impulsada y dirigida por los usuarios y de tipo inclusiva y colaborativa. Hasta ahora tiene unos 100 millones de productos registrados y más de dos millones de empresas, de 20 sectores productivos, utilizan sus estándares.

Sostienen que, con sus soluciones, se puede identificar un producto, capturar los datos y compartirlos con otros actores en cualquier parte del mundo.

En la Argentina, GS1 tiene más de 18.500 socios, el 95% de los cuales son pymes, que utilizan sus servicios y que pagan una cuota por año que está fijada en función de la facturación anual de cada compañía. Sostiene que con un desembolso de $850 mensuales, una empresa puede codificar 999 productos.

Si bien su management es profesional, el directorio está integrado por ejecutivos de Coto, La Anónima, Unilever, Walmart, Carrefour, Cencosud, Mondelez, SCJohnson, Nestlé, y Arcor, entre otros grandes usuarios.

Sin embargo, las barras de GS1 ofrecen mucho más. Los ingresos de la organización se reinvierten en los laboratorios que tiene en su sede de Chacarita, donde también está instalado un salón de capacitación para sus clientes-socios. Ofrecen cursos de uso del código de barras, programa integral de logística, packaging, administración de depósitos y manejo eficiente de inventarios entre otros.

Actualmente están trabajando en nuevos sistemas de identificación estándar, como el código QR, el Datamatrix y la Radiofrecuencia. “En realidad, somos una organización 100% digital con tecnología global. La idea es conectar el mundo físico con el digital contribuyendo a modernizar todos los procesos productivos”, explicó Calónico.

Las soluciones de identificación que propone GS1 no sólo alcanzan al sector privado. Tienen implementado un programa de codificación de medicamentos con el PAMI desde 1993 y el 2011 instrumentaron la Trazabilidad de Medicamentos y Dispositivos Médicos con la ANMAT que es “un sistema único en el mundo, el Data Matrix. Lo hicimos a pedido de las autoridades para poder monitorear la trazabilidad de ciertos productos muy específicos que van desde algunos medicamentos a instrumental médico”.

En 2011 implementaron la factura electrónica para la Aduana y en 2013 un programa para el SENASA de trazabilidad de productos agroquímicos y veterinarios. Con la misma dependencia están desarrollando un programa de trazabilidad de carnes, pesca y avícola y, junto a Asociación Supermercados Unidos (ASU) el Sigcer, para certificar productos. Con Agroindustria están trabajando en el sector de la lechería, con el INTI en información al consumidor con código GS1 QR y con el Ministerio de Seguridad la trazabilidad de precursores químicos.

“Creo que podemos ofrecerle mucho al Gobierno para modernizar y digitalizar el aparato del Estado. Cuando uno piensa en el universo millonario de personas y datos que se manejan en el sector público, más creemos en la necesidad de aportar soluciones ajustadas a sus necesidades. Siempre dentro de nuestras posibilidades de servicios, sin inventar nada nuevo”

FUENTE: http://webretail.news/index.php/merc-rss/2244-a2-un-mundo-lleno-de-barras-y-codigos